Historias Perdidas de los Andes
En las primeras décadas del siglo XIX, dos amigos aventureros se internaron en la cadena montañosa mas larga del mundo: Los andes, la belleza de estas tierras los atrajo junto con el poder disfrutar de la libertad de poder soñar. Caminando a través de los más duros senderos latinoamericanos, donde aquella noche al prender su lámpara, llegaron a lo que parecía una cueva enclavada en unas rocas muy altas, llamaron y se acercaron a tocar por posada pero nadie les respondió. Se miraron y rieron al pensar que podrían pasar la noche guarecidos en lo que parecía un abrigo algo derrumbado. Al ingresar se dieron cuenta que estaba abandonado pero que hace mucho alguien vivió ahí, una serie de objetos extraños ellos encontraron, estaban ya un poco cansados pero su desconcierto crecía a cada momento revisando el sitio y pensando, en que raro lugar habían llegado. Hubieron varias cosas, un cuchillo, un cetro, una manta, pero lo que más llamo su atención fueron varios forros de piel al pelo, eran varios y uno mas grande que el resto, en ellos habían unos cordeles curiosamente anudados y de colores variados, este tejido era muy grande tanto que estaba como doblado dentro de este forro del tamaño de un joven, quisieron sacar su contenido pero debieron salir con las cosas encontradas; al recoger todo y salir, volvieron a sentir el viento gélido de la noche andina, cuando estuvieron desenvolviendo al aire libre los curiosos nudos que no eran mas que los famosos Quipus que bajo la luz de la Luna se dieron a conocer tras estar perdidos por largos años, después que muchos quisieron destruirlos.
Luego de guardar las cosas decidieron dormir abrigados del fuerte frío en la cueva. Estando dormidos, Sebastian comenzó a tener un sueño muy profundo donde se le apareció un señor cobrizo, mayor y barbado envuelto en luz brillante diciéndole que era: Calpayacoq, el antiguo y último Quipucamalloc custodio del saber y de los Quipus que ahora ellos poseían y debían proteger, dicho esto se marchó diciéndole que cuando necesitara de él, aparecería para guiarlo entre sus dudas. Despertó cuando había amanecido, levanto a Matías y le contó de su sueño, el cual le dijo que seria bueno que le dijera a Calpayacoq que protegerían su tesoro y que les contara la historia de los quipus que ahora ellos tenían. Caminaron en el día por el lugar, avanzando por un bosque de piedras enigmáticas llegando hasta una roca circular con un sol grabado en la parte central y rodeado de agua; al llegar se encontraron con una especie de sacerdote andino modestamente vestido y dispuesto a hacer unas ofrendas de auquénidos y hoja de coca sobre un tejido muy bello sobre este altar y él, danzando frenéticamente como en trance.
Se acercaron y les dieron sus saludos y él les dijo que los estaba esperando y que sería su guía a través del entendimiento y que Calpayacoq le había revelado también en sus sueños que ellos llegarían, y a través de la toma de las tres plantas sagradas, una misteriosa mezcla de San Pedro, Floripondio de tres colores y de Ayahuasca de la Selva les mostraría las historias de las tres regiones donde habían ocurrido las mas grandes historias de un imperio caído.
El chaman les invitó a tomar de un vaso grande un brebaje algo amargo y espeso de color oscuro.
Al pasar el rato ellos se unieron al frenesí del baile y el chaman volvió a esparcir coca al aire dando unos rezos en un idioma antiguo, se acercó nuevamente y les dio a tomar más, diciéndoles que este Millpuy les mostraría lo que quisieran saber; bebieron más y se les presento ante ellos Calpayacoq:
Sebastian y Matías le dijeron que cuidarían su tesoro y preguntaron como se podrían descifrar, Calpayacoq les dijo que persona en el mundo que pudiera hacerlo ya no existía y la única manera es que él se lo contase en sesiones iguales a la que estaban viviendo, pero que debían darle ofrendas cada ves que ellos quisieran escuchar una nueva historia, el prosiguió diciendo:
La primera historia que os contare, es sobre este lugar llamado Kumpi mayo que quiere decir “río fino”, lugar de particular belleza que conjuga el trabajo del hombre con el largo pasar del tiempo.
Eran tiempos muy antiguos donde aparte de las gentes que vivían como fieras por estas tierras, habitaban también los Soq’as o espíritus malignos que salen en las primeras horas de oscuridad y en algunas lunas llenas para divertirse preñando a las jóvenes que encontrábanse tarde y desprevenidas en las Jalcas, malogrando los sembríos o matando animales para beberles su sangre, fluido preciado y sagrado, siempre ofrendado a los dioses para saciar su sed y lograr mejores cosechas, es con este propósito que Uma tocto señor del lugar llegado de tierras lejanas decidió trabajar arduamente en la construcción de un canal finamente labrado en la roca viva del lugar que además de ser para los regadíos locales, es y será un centro ceremonial de culto al agua como Kenko en Cuzco o Saywaite en Apurimac. Trabajó muchos días y noches hasta que sus músculos cedieron y su cabello volviose cano por el frío y el paso del tiempo. Los Soq’as veían con recelo a los hombres de estas tierras y el antepasado de Calpayacoq veía que estos espíritus eran malvados y quiso solucionar el problema que los había aquejado durante largos años, así que decidió castigar para siempre a los Soq’as.
El sabia cómo castigarlos; hace muchos años en recompensa un viejo oráculo le obsequió en bondad de sus atenciones una especie de trompeta o Kepa muy larga y sonora y le dijo que la melodía que salía de ella al tocarla estremecía los cerros y podría convertir en piedra a los que no fueran puros de corazón y atentaran en contra de él y de los suyos.
En una noche de Luna llena Uma les tendió una trampa dejando a su joven y hermosa hija atada a un arbusto de Talla pidiendo auxilio con lamentos de dolor que se escuchaban desde muy lejos, estos espíritus malvados la escucharon y cuando acudieron a ver lo que pasaba con las intensiones de divertirse con la desventura de la joven, Uma Tocto tocó su Clarín primero muy despacio como si el sonido viniera desde lo lejos y poco a poco fue aumentando el sonido de su instrumento mientras se acercaba hacia los Soq as y la joven; entonces estos pensaron que era una trampa algunos quisieron atacarlo, otros trataron de huir pero Uma les lanzo un conjuro a través del sonido de su música, tocó y tocó con todas sus fuerzas hasta que todos iban quedando convertidos, pero el más fuerte de ellos antes de estar totalmente petrificado lanzó una advertencia diciéndole a Uma que el día en que el Clarín sea olvidado ellos volverían a la vida y reclamarían venganza a sus descendientes o a los que vivan en estas tierras, cuando el señor se dio cuenta había pasado ya toda la noche tocando y se sintió satisfecho de castigar a estas criaturas malignas que ahora convertidas en piedra ya no ocasionarían mas daño. Uma se sintió cansado y sucio por el trabajo realizado la noche que transcurrió así que quiso bañarse pero el frío era muy intenso, así que decidió ir a tierras mas bajas e hizo brotar de las profundidades las aguas termales de Pultumarca donde permaneció un tiempo descansando en la comodidad de sus aguas.
El señor Uma al regresar vio que todo era felicidad y verdor así que fue el comienzo de una serie de gobernantes y soberanos de aquellas tierras tan ricas y fértiles que continuaron su linaje con cultura siempre recordando este instrumento sagrado que siempre los protegería mientras sepan tocarlo y no sea olvidado.
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